5 de agosto de 2011

Salvar la vida

Viernes XVIII del tiempo ordinario


Mt 16,24-28


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino’".


COMENTARIO

El reto que les plantea, que nos plantea, Jesús a sus discípulos no es nada fácil. Seguirlo a Él puede tener consecuencias, en cuanto a lo humano, funestas para el seguidor y, por lo tanto, hay que pensar muy bien lo que se hace antes de tomar tal decisión.


Perder la vida. Resulta dificultoso que una persona acepte, aquí, en este mundo, el hecho de perder la vida que lleva. En realidad no se pierde sin más sino que se pierde para ganarla para siempre.

Sin embargo, no se suele aceptar con gusto (así es la fe débil) que dejemos de ser aquí para serlo en la eternidad cuando lo que se toca y conoce es esto que tenemos.



JESÚS, seguirte a ti puede suponer tener muchas dificultades si es que se quiere hacer un seguimiento como quieres que se haga. Sin embargo, sabes que esta vida es materia y que sólo vale la pena la vida eterna que Tú ofreces.

Eleuterio Fernández Guzmán

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